Motivos que me llevaron a ser docente

Estudiante de idiomas en la universidad, tuve la oportunidad  de poder pasar un año académico en Gran Bretaña, dando clases  en un instituto británico.

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Allí  con 21 años,  es cuando empecé a dar mis primeras clases a alumnos de entre 11 a 18 años.

No tenía ni formación, ni experiencia en la docencia.

Pero si  mucha ilusión y ganas de compartir y transmitir mis conocimientos.

Esa primera experiencia enseñando mi idioma fue todo un descubrimiento para mí.

Aprendí muchísimo, de los profesores y sobre todo de los alumnos.

Volví encantada con la experiencia pero para aquel entonces, no me había planteado dedicarme a la enseñanza, ya que mi formación LEA (Lenguas Extranjeras Aplicadas al Comercio) me preparaba más para un puesto de trabajo en empresas.

Con 23 años, repetí la experiencia como profesora. Esta vez en la Universidad de Leeds (Inglaterra), donde estuve 6 meses como lectora de francés.

De nuevo, disfruté muchísimo con la experiencia.

Empecé luego a trabajar en empresas tanto en Francia como en España hasta el año 2002. Año cuando volví a «mis primeros amores» : la enseñanza.

Después de tantos años, no tenía claro si la experiencia me iba a gustar y llenar como en el pasado.

La respuesta es un SI.

A fecha de hoy, sigo impartiendo clases de inglés y francés a adultos y empresas.

Me encanta mi profesión, ya que no me canso de aprender cosas nuevas.

Y me gusta poder transmitir estos conocimientos a otras personas.

¡ El saber y conocer nos hace crecer !

Me da mucha satisfacción ver como mis alumnos toman poco a poco confianza en ellos mismos y son capaces de comunicarse en el idioma extranjero.

Intento preparar clases amenas con un enfoque dinámico y práctico, para motivar a mis alumnos a aprender y sobre todo para que lo hagan disfrutando.

Me hace sentir bien cuando al finalizar la clase, veo a mis alumnos salir sonrientes y contentos de la clase.

A título de conclusión, este vídeo (1’02) de Steve Kaufmann :

Gozar del idioma, para aprender